viernes, 30 de septiembre de 2011

Rocky, segunda parte

Una vez en casa, como podéis imaginaros, no parábamos de perseguir al perro por todas partes. La emoción de tener un perro nos hacía querer estar con él todo el rato.

Mi familia quería llamarle Roco, pero, como supuestamente el perro iba a ser el regalo de mi comunión, que era un mes más tarde, y no me gustaba en absoluto ese nombre, me dediqué a llamarle en todo momento Rocky. Recuerdo a mi hermana regañándome "¡Tú! ¡Te has dedicado a llamarle Rocky y ahora solo contesta por ese nombre!" mi sonrisa de satisfacción no fue la mejor respuesta... 
Mi madre los primeros días tenía miedo de que se "comiera" a alguno de sus hijos, y lo dejaba dormir en la terraza. CRASO ERROR. ¡Se cargó la persiana! (varias veces) y finalmente decidió...atarlo a la puerta de la entrada con la comba de mi hermana.

Recuerdo la primera vez que le ví limpiándose... Al no haber tenido jamás un perro, no tenía ni idea de que era así como se limpiaban. Le apartaba la cabeza diciendo "Noo, noo. ¿Tú ves que alguno de nosotros haga eso?"
Cuando lo llevamos por primera vez a la finca de Galicia, descubrimos que había heredado la manía de su madre: ESCARBAR. Llenó en un santiamén la finca de surcos y agujeros. Y no solo aquella vez, si no el resto de su vida. Fue una manía que jamás pudimos quitarle. Actualmente forma parte del paisaje ¡Pero todo tiene un lado positivo! Hacia el fondo de la finca es donde están las casetas con la madera y algunas herramientas, juguetes y tablas de bodyboard. Por lo tanto, lo que hacía, aparte de ser un larguísimo surco finca abajo, era un camino para llegar a través de las altas hierbas.

Cuando nos íbamos a la playa, le dejábamos haciendo compañia a mi abuelo. Se querían mucho, ya que pasaban mucho tiempo juntos, y vivían situaciones graciosas. Como por ejemplo, una vez que mi abuelo estaba subiendo una madera muy grande y la llevaba arrastrando finca arriba, mi perro se quedó mirándole y, sin darse mi abuelo cuenta de cuándo fue por detrás suyo, Rocky cogió la parte que arrastraba y le ayudó a llevarla hastala explanada que hay enfrente de la casa. Mi abuelo no daba crédito y nos lo contó entre risas.


                      Rocky en la finca de Galicia


Recuerdo también una vez, que nos habíamos encontrado un gorrión que aún no sabía volar. Le teníamos mucho cariño. Es lo que pasa cuando consigues que una criaturita no muera, que le tomas mucho cariño. Siempre teníamos cuidado de que "puxi" no estuviera suelto cuando Rocky andaba suelto, ya que no sabíamos cómo actuaría con él. Teníamos una ligera sospecha, ya que siempre intentaba comerse a los periquitos... Un día, enseñándole a volar de uno a otro, Puxi echó a volar en direción a Rocky, que estaba plácidamente tumbado en una explanada de pizarras. Observamos aterrorizados como el pajarito aterrizaba en la cabeza de Rocky, y al no poder agarrarse, rodaba por su cabeza, hocico y finalmente cuando Rocky levantó la cabeza, caía entre sus patas. "Se lo come" pensamos", pero Rocky jamás haría daño a otro "ser", por así decirlo, que nosotros quisiéramos. Lo olió y lo lamió sin hacerle nada para sorpresa de todos.

¡¡EL PRÓXIMO DIA MÁS!!

jueves, 29 de septiembre de 2011

EN ESTE BLOG....

... hablo de mascotas, propias y de amig@s!! Espero que os entretenga =)


Soy Carmen, estudiante de Información y Documentación.

En esta primera entrada, no puedo hablaros de mi primera mascota, ya que no recuerdo cual fue... ¿Tortugas? ¿Peces? ¿Hámsters? ¿Jerbos? ...Así que os hablaré de la primera mascota a la que realmente he querido y considerado parte activa de mi familia: Mi primer perro, Rocky, quien desgraciadamente falleció en agosto de 2010.

Rocky era un Pastor Alemán de raza nacido en Valencia. Lo trajeron a Madrid, concretamente al Centro Canino Gufy, en el pardo, donde se dedican también a la cría de Pastores Alemanes. El padre de Rocky era "modelo" y su madre participaba en campeonatos.

La historia de cómo acabó con nosotros, comenzó unos meses atrás, cuando se me metió entre ceja y ceja que quería un perro. Tras convencer a mis cinco hermanos, solo faltaba hacerlo con mis padres. Nunca olvidaré ese momento en la habitación de mi madre, todos de rodillas pidiéndoselo por favor, y mi madre al teléfono con mi padre. Afortunadamente ¡Aceptaron! Pero no nos iban a comprar el Cocker negro que creíamos que tendríamos. Mi tío les había informado de un lugar donde podríamos conseguir un perro que nos defendiera, y si había suerte, gratis.

Cuando fuimos a recogerlo, la primera impresión que tuve, con mis 8 años, fue que era ENORME, aunque solo tenia 7 meses. Ahora, cuando veo un cachorro de Pastor Alemán de esa edad, lo comparo con el tamaño de mi perro y me parece pequeñísimo. Pero claro, yo también era pequeña. Me gusta pensar que hemos crecido juntos.

Conseguimos a Rocky gratis, ya que a esa edad nadie lo compraría, y como tenía el rabo más largo de lo normal y las orejas más grandes también, la policía no lo cogería. Mi tío se quedó con su hermana, y la llamó Neka. Ese día estuvimos jugando con ellos y al finalizar la tarde, metimos a Rocky en el maletero de la furgoneta y nos fuimos a casa....ya era nuestro. =)

¡¡EL PRÓXIMO DÍA MÁS!!