miércoles, 26 de octubre de 2011

PELUSA 2

Voy a contaros cómo perdió Pelusa su tupé...

Como ya os dije, Rocky le tenía un poco de envidia a Pelusa, y... ganas de comérsela y esas cosas ja, ja, ja. Siempre que Rocky se acercaba a su jaula se ponía a ladrarla, ¡y la tonta de Pelusa se asomaba para verle! Yo tenía miedo de que un día Le pillara una orejita y se la desgarrara, porque ya os digo, era tonta. 

Todos los años había que tener muchísimo cuidado para que Rocky no andara suelto cuando soltábamos a la coneja con su correa por la finca. Al menos yo quería seguir manteniéndola con vida.

Un día en casa, después de oir ladrar al pesado de Rocky un rato, vino al salón... con un mechón de pelo blanco en la boca. Corrí a ver a la coneja. Estaba metida en su casita. La saqué y comprobé si estaba bien. ¡Oh! Ya no tenía su gracioso tupé. Algo tenía que pasar. ¡No debió acercarse a Rocky cuando éste la ladraba...!




 


¡EL PRÓXIMO DIA MÁS!

jueves, 20 de octubre de 2011

PELUSA

No tengo ni idea de que estaréis pensando al leer este título. Pelusa es el nombre de mi coneja. Sí, tengo, además de dos perros, un conejo. 

Llegó antes que Zara. Su llegada fue, pues extraña, ja, ja, ja. Un día en que me levanté más pronto que mi hermana, se despertó, y me dijo "¿Has visto mi conejo?", a lo que yo, pensando que me lo estaba diciendo sonámbula le dije, "Nooo... duérmete". Horas más tarde, cuándo se levantó, volvió a repetirme, "¿Has visto mi conejo?" a lo que, un poco alucinada le dije "¿Pero lo estás diciendo en serio? ¡Creí que estabas soñando!", "No, ¡Está en la terraza!".

Me dirigí hacia la terraza. Efectivamente, había una caja de cartón en ella. Al abrirla, un conejito blanco se encontraba acurrucado en una esquina. ADORABLE. Al cogerlo en brazos aprecié mejor el tupé que tenía y los ojillos azules que miraban nerviosos todo aquello que podía ver. 

Su primer nombre era Elvis, por el tupé. Pero después en el veterinario me dijeron que era hembra, así que como Rocky la tenía envidia (Cuando alguien tiene envidia se suele decir que tiene pelusilla) y tenía tanto pelo, decidimos llamarla Pelusa.





¡EL PRÓXIMO DIA MÁS!

jueves, 13 de octubre de 2011

Zara

Cómo ya os dije en la entrada anterior, esta loca llegó a mi casa gracias a mi hermano mayor.

Es muy cariñosa, divertida y te lo pasas genial con ella, pero, madre mía, la de faenas que ha hecho... Voy a ir contándoos algunas según me vengan a la cabeza.

1. Ésta no es una faena en sí, pero resultaba un poco molesto, je, je. Cuándo era "bebé", cada dos horas había que levantarse a hacerle el biberón y dárselo. Recuerdo que la primera noche, mi hermana mayor y yo acordamos que nos turnaríamos para dárselo; a las dos horas se levantaría una y la otra seguiría durmiendo, a las siguientes dos horas se levantaría la otra... y así podríamos dormir unas cuatro horas seguidas. Pues bien, nos levantamos las dos cada dos horas al final. Fue una noche espantosa, aunque, mejor dicho, espantoso fue afrontar sin haber dormido el dia siguiente. Eso sin contar que la pequeñina nos despertaba ántes porque se ponía a llorar... 
Y eso no era todo. Apenas se tomaba el biberón y al final tuve que ir al veterinario al dia siguiente para que me aconsejaran algo, ya que yo nunca había tenido una mascota desde tan temprana edad. Era Noviembre y hacía frío. Tuve que llevarla dentro de un gorro de lana que a su vez estaba envuelto en una bufanda. Causó sensación en el veterinario cuando se despertó y salió de aquel barullo bostezando. Os adjunto una fotografía =) . 


 
 

2. Cuándo empezaron a salirle los dientes... podéis imaginaros... lo que seguro que no os imagináis, es que, aparte de comerse casi todas nuestras chanclas de playa, que utilizábamos de andar por casa (para que os hagáis una idea, por aquel entonces éramos siete en casa, por dos pies que tenemos todos... [gracias a Dios] ), se comió también una esquina de un mueble de madera que tenemos en la entrada de casa, y, ¡madre mía! el dia que seguí unas huellecitas blancas hasta la terraza... ví muchísimo polvito (yeso) blanco en el suelo... y descubrí de dónde había salido... ¡Era la esquina de la pared!  Actualmente sigue así, porque, ¿qué hacemos con ella? Se ha quedado de recuerdo ¡ja, ja, ja! Ya adjuntaré una foto, ahora mismo no tengo ninguna.

3. Bueno... esta ya... ¡sí que es una faena! Veréis, a mi madre le gusta mucho la jardinería, y por supuesto tiene los típicos productos guardados en un armarito en la terraza para el cuidado de las plantas, tales como... el fungicida. En fin... ¡Es que no puedo no reirme al acordarme de esto! En aquel momento se pasa mal y esas cosas, pero es lo típico, que despues te acuerdas y te partes de risa. El caso es, que una agradable tarde de no-sé-que mes... mi madre empezó a gritar y entre los gritos oía mi nombre y el de Zara, total, que fuí a ver que pasaba, porque oía  mi nombre. Llego a la terraza, y veo todo el suelo lleno de polvo verde, el polvo verde lleno de huellitas, mi madre con el sobrecito de fungicida destrozado en una mano y a Zara en su otra mano... Pero Zara... tenía todas las partes blancas de su cuerpo...verdes... Es decir, patas verdes y boca verdes... Lo que mi madre gritaba era " ¡Carmen, llévate a Zara al veterinario a que le hagan un lavado de estómago que se ha comido el fungicida!" . Siempre es Carmen la que lleva a los animales al veterinario, así que Carmen llevó a la perra al veterinario. Bueno, mi entrada fue espectacular, porque según iba hacia el veterinario Zara empezó a vomitar, y yo cada vez iba más alarmada. Mi entrada fue, abrir la puerta ir rápido hacia el mostrador y decir "¡Mi perra se ha comido un fungicida!" con voz alarmada, que no gritando. Se quedaron atónitas y me preguntaron que si sabía cuál era. Mi madre, previsora, me había dado lo que quedaba del sobre/paquete. En fin, no se cuantas horas estuve allí. Al final se quedó ingresada y yo era la única que iba a visitarla todos los días. Pobrecita. Os pongo dos fotos de ese día. 




Ya os seguiré poniendo faenas de esta locuela. Os voy a dejar aquí la evolución física de Zara que os mencioné en la anterior entrada. He considerado las dos primeras fotografías como 1ª evolución, así, como si de Pokémon habláramos ¡ja, ja, ja!

(No puedo poner la imágen más grande, ¡lo siento!)



¡EL PRÓXIMO DÍA MÁS!

miércoles, 5 de octubre de 2011

Rocky... y Zara

Sé que es el nombre de esa famosa tienda el segundo que ocupa el título de este blog, pero no me refiero a ella, me refiero a mi segundo perro, más bien perra. 

Mi madre siempre decía que jamás tendría más perros, pero no supo decir que no a mi hermano cuándo éste le dijo que la perra de un amigo suyo iba a  tener cachorros y que se iba a quedar con uno. Obviamente, no esperaba que la perra acabara siendo nuestra, ya que al final no se la llevó a su casa. Pero no me apena, es super divertida, cariñosa y está medio loca.

Como podréis imaginaros, nuestro mayor miedo era que Rocky no la aceptara. Para facilitar las cosas eligió una hembra para evitar futuras rivalidades. Pero el muy graciosillo eligió a la que más se movía (así salió luego, ja, ja, ja). 



El esperado día llegó. Mi hermano le había comprado ya su mantita, el trasportín, que sería su "casa" hasta que creciera, los juguetes, el reloj de "tic-tac" (a los cachorritos, cuando se les separa pronto de la madre es mejor ponerles uno de estos relojes para que crean que es el latido de un corazon, supuestamente el de la madre), la leche en polvo para perros, el biberón.... En fin, todo lo necesario para un cachorrito de tres semanas. 



 ¡Era una ricura! y tiene algo particular, y es que a lo largo de su vida ha parecido cuatro perros diferentes: al principio era una adorable perrita marrón chocolate con calcetines blancos y pecho y punta del rabo blancos, el pelo le creció, parecía una fregona de los mismos colores, llegó el verano...y la rapamos ¡OH! ¿Dónde está Zara? Nos devolvieron una perra delgadita y...¡¡dorada!! (casi blanca) ¡Qué vergüenza pasó! La pobre no salía de debajo de la rinconera. y su actual, y definitivo look, es ese mismo color pero "medio-largo".

Aún recuerdo cuando Zara, aún tropezando al caminar, cada vez que veía a Rocky salía "corriendo" hacia él. Por supuesto, nosotros al principio teníamos miedo de que Rocky la hiciera algo, y nunca dejábamos que le "atacara" así.  

Al ser tan chiquitilla, había que estar pendiente de ella, jugar, hacerla correr... y el pobre Rocky siempre andaba asomándose para ver que hacíamos. Puede parecer que con esto acabara odiándola. Es cierto que la tenía un poco de tirria, pero razones no le faltaban; le quitaba los juguetes, comía de su comedero, mi recuerdo favorito de trastadas: ver a Rocky desde el salón atravesar el pasillo con Zara arrastrando intentando tirar de su rabo en dirección contraria.  Sin embargo, Rocky siempre quiso a Zara, jamás como una posible "compañera", más bien como una hermana pequeña. Era una relación muy dulce. De hecho Zara copió la manía de Rocky de ladrar a todos los perros que se encontraba y creo que la adoptó porque, obviamente, con el perrazo que tenía al lado, no le iba a pasar nada, y no pasaba, ya que cuando algún perrillo se acercaba simplemente a oler a Zara, Rocky parecía que se lo iba a comer porque se acercaba a "su" Zara.

No sé si se nota, pero me encantan mis perros.. ;)

¡¡EL PRÓXIMO DIA MÁS!!